«Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle»
Para la oración personal del sacerdote en base al Evangelio del día. Domingo 28 de julio de 2019
ESPADA DE DOS FILOS. P. Gustavo Elizondo Alanís
«Pide sacerdote, porque está escrito que al que pida se le dará. Pero pide, sacerdote, como un hijo pide a su padre, con esa confianza de que Él te escucha, y lo que necesitas te dará».
«La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos filos» (Heb 4, 12).
EVANGELIO DEL DOMINGO DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIO
Pidan y se les dará.
+ Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 5-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán?
Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?”.
Palabra del Señor.
+++
“En la presencia de Dios, en una lectura reposada del texto, es bueno preguntar, por ejemplo: «Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? … (Francisco, Evangelii Gaudium, n.153).
+++
REFLEXIÓN PARA EL SACERDOTE
Señor Jesús: cuando un alma tiene fe reconoce que tiene necesidad de hacer oración. Existe en cada corazón el deseo de Dios.
La oración puede ser de diversos modos. Uno de ellos es la oración de petición. Reconocemos nuestra pequeñez, y también la omnipotencia divina. Tenemos necesidad de pedir a Dios que nos ayude.
Quizá alguien con poca fe pueda extrañarse, argumentando que Dios ya conoce nuestras necesidades, que no hace falta pedir. Podemos reconocer que sí, que sí las conoce, pero quiere, con pedagogía divina, ayudarnos a fortalecer nuestra fe, nuestra confianza en su divina providencia.
Jesús, ¿cómo debe ser la oración del sacerdote?, ¿qué es lo que debo pedir?
+++
«Sacerdote mío: pídeme. Lo que me pidas te daré.
Amigo mío, ¿cuánto me amas? ¿Tanto, como para darme lo que yo te pida?
Yo te pido que me ames, y que con ese amor me pidas.
Yo te pido que me pidas que entregue mi vida por ti.
Pídeme que sea flagelado, golpeado, escupido, humillado, lastimado, burlado, injustamentejuzgado a muerte de cruz.
Pídeme que cargue mi Cruz y que camine al Calvario.
Pídeme que me suba a la Cruz para ser crucificado.
Pídeme morir por ti, ofreciendo mi vida por ti, para rescatarte, para salvarte, para quepermanezcas conmigo. Pero, sobre todo, pídeme resucitarte conmigo en la vida eterna de miresurrección.
Pídeme por los méritos de mi vida, pasión, muerte y resurrección, la misericordia de Dios, paraque te haga hijo conmigo, y seas hijo del Padre como yo, para que Él te dé todo lo quenecesites; no porque lo merezcas, sino por la providencia de la heredad que te merece la filiación divina. Porque Dios, que es Padre, se humilla ante su propia creación, entregándose asus creaturas a través de su único Hijo, mortificando su carne, abriéndose al mundoderramando su amor en misericordia, para reunirlos a todos y hacerlos hijos, para darles loque necesitan, como un padre le da a un hijo, por heredad, sin merecer, para rescatarlos de lamuerte y hacerlos suyos para siempre. Y se derrama para reunir a los que había dispersado,para hacerlos en Él una sola familia.
Pídeme ofrecerte en oblación conmigo, acompañando a mi Madre.
Pídeme, como me lo pide Ella. Eso es aliento para mí. Porque yo vine a morir por ti, enobediencia al Padre, que, por amor, quiere salvarte, y me entrego solo, por propia voluntad,porque nadie me lo ha pedido. Acompaña a mi Madre y pídeme con insistencia lo que te he pedido.
Pídeme, sacerdote mío, mi entrega de amor hasta el extremo, quedándome para siemprecontigo en la Eucaristía.
Pero pídeme sin egoísmo, buscando primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás sete dará por añadidura.
Pídeme confiando y dispuesto a recibir, sin preocuparte por lo que mañana has de comer o hasde vestir, porque tú eres más que las aves del cielo y las flores del campo.
Pídeme, pero no me pidas para ti, pídeme la gracia de saberte entregar a mí, totalmente, pormedio del servicio a los demás.
Pídeme, que yo te daré la gracia y la compañía de mi Madre.
Pídeme invocando mi nombre, ante el cual toda rodilla se dobla.
Pídeme con pureza de intención desde tu corazón, porque es en la pureza en donde sederrama la gracia y se manifiesta la providencia abundante del Padre. Humíllate ante el Padrey pídele con humildad, reconociéndote necesitado de Él, débil, hambriento, sediento, desnudo,enfermo, cautivo, pecador, impaciente, perdido, solo, ignorante, desconsolado, indefenso,desprotegido, expuesto al peligro, y como hijo pródigo.
Pídeme, porque al que pide se le da.
Búscame, porque el que me busca siempre me encuentra, porque yo espero con paciencia, y alque viene a mí lo hago descansar.
Toca a mi puerta y te abriré las puertas del Cielo, para que se derrame la misericordia delPadre.
Pide los dones del Espíritu Santo, porque sin Él nada puedes.
Amigo mío ¿cuánto me amas? ¿Me darás lo que te pido? Yo te pido que me des tu voluntad. Yote busco, y te pido que te dejes encontrar. Yo toco a tu puerta y te pido que me dejes entrar,para entregarme a ti, para quedarme contigo y vivir en ti, como tú vives en mí.
Mira que estoy a la puerta y llamo. Ábreme y déjame entrar, para que cene contigo y túconmigo.
Sacerdote mío: contempla mi creación, en la que no está tu voluntad, sino la mía. Es el corazónde cada hombre tierra fértil, para crear un mundo lleno de vida, de belleza, de amor, en cadauno, porque cada uno es obra de la creación del Padre.
Pero ahí sí depende de la voluntad de los hombres, para que se haga la mía, porque es lo únicoque poseen, lo que se les ha dado para que sean libres y elijan el amor. Yo espero que mellamen y me busquen y me pidan: Señor, hágase tu voluntad y no la mía. Entonces haré de cadacorazón la obra maestra de Dios.
Amigo mío: he ahí a tu Madre. Ora con Ella al Padre, de rodillas al pie de la Cruz, diciendo:Padre nuestro, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo…
Pídele a mi Madre como hijo.
Escucha a mi Madre: aprende de su sabiduría de Madre.
Obedece a mi Madre, como autoridad de Madre: aprende de mi Madre, con la humildad dehijo.
Sella tus peticiones con alabanzas, pidiendo su intercesión rezando el Rosario, y acompáñalaen cada letanía, aprendiendo lo que es, lo que hace y lo que alcanza la compañía de mi Madre,pidiendo que se derrame la misericordia del Padre para la propia entrega en santidad, parademostrar al mundo la belleza de ser una obra maestra de la creación de Dios».
+++
Madre mía: ¡enséñame a tratar a tu Hijo!, ¡enséñame a saber pedir!
+++
«Hijo mío, sacerdote: pide y suplica.
Pide la entrega de mi Hijo en la Cruz.
Pídele soportar y tener paciencia.
Pídele mortificar su cuerpo y entregar su espíritu.
Pide al Padre fortaleza y piedad para su Hijo.
Pídele misericordia y paz para todos sus hijos.
Yo te entrego este tesoro de mi corazón con el cual te enseñaré a pedir, para que enseñes a otros a hacer lo mismo.
Mi tesoro son los misterios del Rosario.
Pide en cada misterio desde tu corazón con pureza de intención, todo lo que necesitas para ti y para otros. Esa es la forma más pura de pedir: humillándose al pie de la Cruz de Cristo, como lo hago yo, mientras piden con insistencia al Padre -como hijos, por la heredad conseguida, por los méritos de la vida, pasión, muerte y resurrección del Hijo-, recibir por los méritos de mi maternidad los dones y las gracias del Espíritu Santo.
Pidan así, y todo les será concedido».
+++
PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – PEDIR CON CONFIANZA
«Pidan y se les dará».
Eso dice Jesús.
Y tú, sacerdote, ¿haces lo que Jesús te dice?
¿Pides? ¿Confías? ¿Estás dispuesto a recibir? ¿Agradeces?
¿Cómo pides? ¿Qué tanto confías? ¿Abres tu corazón para recibir? ¿Cómo agradeces lo que recibes?
Pide sacerdote, porque está escrito que al que pida se le dará. Pero pide, sacerdote, como un hijo pide a su padre, con esa confianza de que Él te escucha, y lo que necesitas te dará.
Espera con paciencia, pero no dejes de pedir con insistencia y dispuesto a recibir lo que tu Padre te quiera dar. Y agradece multiplicando lo que te da, porque para eso te lo da: para cubrir tus necesidades y tus miserias, para que tú te des a los demás, para que hagas el bien y multipliques el bien, y de tus bienes le entregues cuentas.
Dios es Padre y un padre da, pero un hijo debe reconocerse necesitado y humilde y pedir, porque en ese pedir reconoce el poder de aquel que tiene todo lo que el hijo necesita.
El Padre es todopoderoso. No hay nada, sacerdote, que Él no te pueda dar. Pero Él te dará en la medida en que tú necesites, para que no lo derroches haciendo tu voluntad, sino para que hagas la suya.
Dios es providente. Es un Padre, y el Padre es proveedor.
Pídele sacerdote, sin ponerle condición, porque tu Padre que está en el cielo te conoce, todo lo ve, todo lo sabe, y Él sabe lo que te conviene.
A ti te conviene sacerdote, reconocer que Dios es tu Padre y hacer lo que te dice, pedir lo que necesitas y recibir lo que te da, para servirlo, sirviendo a los demás.
Confía sacerdote en tu Padre, y háblale de ti y de tus problemas, y háblale de tus angustias y de tus penas, y háblale de lo que necesitan los demás a los que tú quieres ayudar, por quienes te entregas, por quienes te das, por quienes pones a disposición los dones que Él te da.
¡Pide, sacerdote! ¡Pide mucho! Y Él te dará a manos llenas.
Pero, al pedir, agradece y llévale una ofrenda agradable para Él.
Llévale tus buenas obras, tus buenas intenciones, tus buenos propósitos, tus oraciones, tus sacrificios, tus penitencias, y los frutos de sus dones, porque mucho ya te ha dado, y siempre te ha dado cosas buenas.
Pide, sacerdote, por los que no saben pedir, y ofrece por los que no saben qué ofrecer, y une tus sacrificios y los suyos al único y eterno sacrificio agradable al Padre: el sacrificio de su Hijo, y únelo en cada patena, en cada oblación y en cada oración, y elévalos alzando los brazos al cielo, ofreciendo, pidiendo, recibiendo y agradeciendo, entregándote tú con Él en cada Eucaristía, que es el sacramento de tu fe, por el que anuncias la muerte de tu Señor y su resurrección hasta que vuelva.
Es por Él, sacerdote, que todo lo que pides te es concedido.
Es por Él que su Padre te hace hijo y te da su heredad.
Es a través del sacrificio del Hijo, que tú recibes, porque sin Él nada mereces, sino el castigo que Él, por ti, ha merecido.
No te canses, sacerdote, de pedir.
No te canses de esperar.
No te canses de insistir.
Persevera sacerdote en la confianza de que Dios es bueno, es misericordioso, es justo, es amoroso, es providente, es compasivo, es Padre, es todopoderoso y es don, es dador de vida y es Creador de cielos y tierra, de todo lo visible y lo invisible, y no hay nada imposible para Dios.
Él te ama y todo lo perdona, no tiene límites.
Él es el todo, y el todo se te ha dado a través del Cordero en el sacrificio redentor.
Pídele sacerdote, que te enseñe a abrir tu corazón y que te dé la disposición a recibir la gracia de su sacrificio, para que alcances la salvación.
Tú eres, sacerdote, un llamado y un elegido como hijo de predilección, y has sido configurado con su Corazón, y te ha dado todo, hasta su poder.
Tanto así te ama, sacerdote, tanto así confía en ti, que está escrito que todo lo que pidas en su nombre Él lo hará.
Pídele, sacerdote, la gracia de entregarle tu voluntad, para bendecir, para alabar, para glorificar su nombre, adorando su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad, postrándote y entregando tu vida ante su presencia viva, que es Eucaristía.
Pide sacerdote, y dispón tu corazón a recibir; pero primero pide fe, porque lo único que te pide tu Señor es que creas en Él, para que lo ames por sobre todas las cosas, y trates a los demás como quieres que ellos te traten, amándose unos a otros como Él los amó.
Eso es lo que Él les dice.
Y tú sacerdote, ¿haces lo que te dice tu Señor?
Pídele la gracia de hacer siempre lo que Él te dice.
____________________
Para recibir estas meditaciones directamente en su correo, pedir suscripción a
espada.de.dos.filos12@gmail.com
facebook.com/espada.de.dos.filos12